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14 de mayo de 2007

Los sueños del pequeño J.


El pequeño J. soñaba que sería famoso. En sus sueños, decía discursos en los que todo el mundo le aclamaba y era aplaudido. “¡Bueno, la verdad es que nunca imaginé que llegaría a tener tanto éxito!” Imaginaba que decía en sus discursos ante la sonrisa complacida de sus oyentes.

El pequeño J. soñaba que además de famoso, sería un hombre feliz, casado con una mujer bella e inteligente, halagada por todos, y que a su vez sería envidiado por haber conseguido semejante maravilla. Su mujer le querría un montón, siempre le haría la comida y le comprendería, y sería una amante estupenda. Nunca estaría de mal humor, ni enferma, siempre le sonreiría y le acariciaría, y cuidaría de los grandes y pequeños detalles.

El pequeño J. soñaba que tendría un gran éxito, y en un plazo no muy lejano, unos diez años a lo sumo, sería reconocida su gran valía en su trabajo, tendría un puesto de mucha responsabilidad, muy bien pagado, y con muy poco trabajo, y todo el mundo reconocería que la empresa con él había mejorado.

El pequeño J. soñaba que el éxito le podría haber venido tras escribir una gran novela sobre ovnis, o tal vez tras proclamarse campeón del mundo de fórmula 1 o de motos.

El pequeño J. soñaba que viviría en una casa muy grande y luminosa, con un gran jardín verde delante de la fachada, tan grande que podría plantar un par de liquidámbares, donde siempre luciría el sol y se reuniría, como Platón, para filosofar con sus amigos. La casa sería una vivienda unifamiliar, posiblemente de color blanco, y estaría siempre muy limpia y ordenada. Sus vecinos siempre estarían de buen humor, y nunca se entrometerían en su vida.

El pequeño J. soñaba que tendría una pequeña pandilla de amigos, tres o cuatro a lo sumo, que serían maravillosos, y con los que compartiría un montón de aventuras, y que siempre reirían al recordar historias pasadas, y a veces incluso se sonrojarían. Con sus amigos, las reuniones siempre serían una fiesta, y durarían toda la vida siendo muy buenos amigos, los mejores del mundo. Siempre se sentiría orgulloso de su amistad, y no viviría de recuerdos con ellos, porque no habría tiempo para ello. El presente siempre sería más divertido y atractivo.

El pequeño J. soñaba que de mayor sería un gran aventurero, que su vida sería súper interesante y nunca se aburriría, porque no existiría la rutina para un viajero impenitente y preparado para superar cualquier obstáculo. En cada lugar donde recabara, dejaría al menos una mujer enamorada de él, y a veces varias, incluso todas las de una tribu. Aunque a él eso no le importaría, porque sería normal.

El pequeño J. soñaba que sería el jefe de una banda de motoristas, y que juntos patrullarían las carreteras, de las que serían los amos y señores, aunque a veces “la poli” les molestara un poco, y tuviera que demostrar quien mandaba allí.

El pequeño J. soñaba que sería un hombre culto, leído, y sabio, muy respetado. Y que todo el mundo querría oír sus interesantes historias y callaría cuando él hablara. Y que siempre le pedirían su opinión, porque era conocido su buen juicio.

El pequeño J. soñaba que nunca estaría enfermo, y que sería un tipo duro, valiente y atractivo, con mucha experiencia en la vida y en mujeres, y que nadie se atrevería nunca a meterse con él, porque si lo hicieran, podrían morir en el intento, dado que sabría artes marciales y sería uno de los mejores del mundo.

El pequeño J. soñaba que siempre sabría qué hacer en las situaciones difíciles, y que siempre escogería el mejor camino. Soñaba que nunca dudaría, nunca cometería un error, y que todo lo que haría sería moral y ético, absolutamente irreprochable.

El pequeño J. soñaba que de mayor no tendría miedo de la soledad, ni de la oscuridad, ni de la muerte, ni de los monstruos de debajo de la cama, ni de los vampiros que acechan en la noche, ni de los seres de dentro de los armarios, ni de las sombras que se mueven solas, ni de los espíritus que se esconden en el interior de los muros de su habitación y cambian las sillas cuando él no mira, ni de los ruidos de la noche.

El pequeño J. soñaba que su osito de peluche siempre le protegería, que un día dejaría de necesitar su espada de madera para protegerse de lo imprevisto, y que sus papás serían eternos y siempre le protegerían.

El pequeño J. soñaba que nunca se avergonzaría de su aspecto, que nunca tendría miedo de los demás niños, que nunca bajaría la cabeza, ni se callaría cuando se cometiera una injusticia.

El pequeño J. soñaba que su vida sería un paraíso, por eso se suicidó.

O tal vez no se suicidó. Tal vez el pequeño J. creció y se transformó en un hombre gris y maduro, sin grandes sueños. Tal vez el pequeño J. nunca encontró la mujer a la que buscaba, tal vez nunca llegó a nada en la empresa, tal vez siguió agachando la cabeza y teniendo miedo de las pandillas de niños, nunca realizó un viaje, no conoció ninguna mujer, nadie callaba cuando él hablaba y era el hazmerreír de los que le conocían. Tal vez el pequeño J. nunca creció mucho y se quedó bajito y enclenque. Tal vez nunca supo llevar la sonrisa en la boca. Tal vez su trabajo le hizo renunciar a la ética y era el encargado de despedir a la gente, o tal vez era el contable de su empresa, porque no se atrevía a despedir a nadie. Tal vez tenía hijos con los que no sabía jugar y a los que no entendía, y su coche siempre estaba en el taller. Tal vez nunca tuvo una moto y jamás supo lo que era respirar el viento de la libertad cuando te da de frente en el rostro.

Tal vez el pequeño J. lloraba todas las noches, o tal vez nunca lloró.


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9 comentarios:

Elbereth y su silencio dijo...

Terrible. Son las 6:38, en medio del amanecer te leo...Y lloro,tonta de mí, lloro, y lloro. Me cuesta escribir con la vista nublada.

Hubiera deseado abrazar al pequeño J,...los sueños son tan fáciles de dañar.

Lo has escrito con las vísceras. A golpes de sueños.

Ese pequeño J, era yo, soy yo. Y quizá un día me suicide, o no. Quizá llore todas las noches o no. Pero esta madrugada, mientras escribo, SÍ, lloro.

Marisa Sonrisa dijo...

Es una historia muy real, mucho, de hecho yo he sentido algo muy parecido a J.
besos

Anónimo dijo...

O tal vez.. creció y aunque no todos los sueños se transformaron en realidad, algunos sí, en parte, y su vida transcurría tranquila y feliz, con una mujer, que aunque a veces se enfadaba o enfermaba, le quería; con un trabajo, que aunque no era el deseado, le permitía disfrutar un poco de la vida; con unos hijos que pensaban que su papá era su héroe..

Los sueños de un niño distan mucho de la realidad, pero hay que encontrar la forma, la forma de que esos sueños incumplidos no te quiten las ganas de vivir y tener otros sueños..

Tal vez dejó de llorar.. y aprendió a llevar la sonrisa.

(la canción ya sabes que me encanta)

:-)

Ana dijo...

Todos llevamos dentro un pequeño J.

Un pequeño J. que quiere ser el hombre perfecto en una vida perfecta.

Pero no somos hombres ni mujeres perfectos. Es bueno tener sueños. Los sueños, como dice Susana, son el combustible que alimenta la esperanza. Pero el hecho de no llegar a conseguirlos no implica sentirse fracasado. Los sueños hay que adaptarlos a lo que nos pase. Y desde luego no sentirnos culpables por no cumplirlos si hacemos todo lo posible.

A veces las circunstancias nos arrollan y, qué podemos hacer.

Para mi, el pequeño J. rió y lloró. Vivió éxitos y fracasos y, aprendió a no exigirse tanto a si mismo ni a los demás. En definitiva, fue lo feliz que se puede llegar a ser dadas las circunstancias.

(perdón el rollo ;-))

Luni dijo...

Todos tenemos sueños... metas que cumplir... eso no es malo... lo malo es pensar que todo vamos a conseguirlo... pero puedo asegurarte que muchos sueños si se hacen realidad... y no hay cosa más bonita que cumplir tus sueños... Preciosa canción.

Muám.

Anónimo dijo...

El post sublime, la canción perfecta. Ese empaste también es talento amigo Balanegra ... mis felicitaciones por todo ello, y por todo lo demás también...

Bien, soñar es una maravilla, el problema es que algunos sueñan mal... y así, pasa lo que pasa.

El problema de las cosas maravillosas son las sobredosis...

Un saludo!

BalaNegra dijo...

El enfrentamiento entre el yo real, y el superyó, entre quienes somos y nuestras propias expectativas en sociedad.
Evidentemente el problema está en aceptarlo... en madurar? crecer? dejar de soñar "imposibles"?
Gracias por vuestros comentarios...

Cazadora de almas dijo...

O tal vez el pequeño J. nunca existió...
Me gustó leerte!
Besitos!

OhLoto! dijo...

La vida es corta y jodida.

FIN