
Muchos perros han querido comer
de donde antes he comido con ganas,
como si fueran sobras esperando
que cualquier mendigo las devorara…
Y es que no se me ocurre otra manera
de nombrar a quienes crees amigos
y esperan ocultos para atacar
como si fueran perros o vampiros.
Claro que ¿Cómo controlar el hambre
que nace en sus ansiosos corazones
al prendarse de las bellas mujeres
que me brindan su ardor y sus pasiones?
Daría una retahíla de nombres
de aquellos que perdieron sus cabales
que tantas reirían al recordar
tantos que las soñaron tan sensuales...
Y mi gran duda, mi pregunta es
¿Son estos caídos fieles amigos?
¿O son amigos que se vuelven perros
ante su terrible y fatal hechizo?
Y es que, como en los peores cuentos,
se trata de una triste maldición,
en que toda mujer que esté conmigo
transforma en perro al menos a un amigo.
Ya no sé si algunos fueron amigos
o hambrienta jauría a mi alrededor
que esta fábula no es de rana a príncipe,
sino de amigo a perro mordedor.
Que yo me como todo hasta los huesos,
que no queda nada que rebañar
amigos, y para recoger perlas
hay que merecer lo que vas a hallar
Que lo que creéis sobras de este amigo,
aunque os comprendo vuestros tormentos,
ni se comen, ni se dejan comer
por imitadores ni carroñeros,
Porque no son cenizas de brasero
sino tesoros que no han encontrado
un cofre con un espacio tan grande
que tenga capacidad de albergarlos.
Lee este post escuchando...